jueves, 23 de agosto de 2012

Masones en Chile






Cuando estudiamos historia en el colegio escuchamos miles de veces los nombres de José Miguel Carrera, Bernardo O´Higgins, Manuel Blanco Encalada y Pedro Montt, quienes compartían diferentes ideales políticos, religiosos y sociales. Es el caso, además, de Arturo Alessandri Palma, Carlos Ibáñez del Campo y Salvador Allende, entre otros, separados por diferentes épocas. Sin embargo, a todos ellos los une un pasado en común. De alguna manera todos ellos y muchos más se vincularon a la Masonería u organismos que funcionaban como Logias como el caso de las Lautarinas.

Mientras Gobernaba Chile Juan Esteban Montero, que no era masón, la Gran Logia era regida por Eugenio Matte Hurtado, quien el 2 de junio de 1932 encabezó una reunión secreta en San Bernardo de militares y civiles, quienes organizaron un golpe contra el gobierno. En ella participaron Marmaduque Grove, el general Arturo Puga Osorio, los coroneles pedro Lagos Ariztia y Leocadio Arcaya, el mayor Aurelio Concha.
Entre los civiles estuvieron Carlos Dávila, Juan Antonio Ríos y Agustín Vigorena. Todos ellos con excepción de Dávila eran masones. El 4 de junio Juan Esteban Montero renuncio a la jefatura de estado, entregando el mando a una Junta Militar compuesta por el general Arturo Puga, ex Gran Maestro de la Gran Logia de Chile.
Tras los convulsionados días se llamó a elecciones, resultando ganador el ex presidente Arturo Alessandri Palma, otro masón, que se hallaba en ese momento en el exilio. Tras ello, la tradición cívica chilena volvió a su normalidad. La historia reconocería luego que se trató de iniciativas individuales, y no de la propia orden masónica chilena. Claro que con los años ha costado muchos años borrar la imagen de siniestros conspiradores golpistas que adquirieron los masones con esta desgraciada agresión a la democracia.






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