miércoles, 22 de agosto de 2012

La iglesia católica contra la masonería

Desde los inicios de la Masonería moderna  hasta nuestros tiempos, la Iglesia ha condenado en más de 200 documentos este movimiento. En todos ellos se condena la Masonería como contraria a la justicia y a la moral natural, así como supone una esclavitud, una inmoralidad, una traición y una apostasía. Los más de 200 documentos emanados de la Santa Sede, la Iglesia los ha prohibido, reprobado y condenado por la Masonería. Algunos de estos documentos son:


_ IN EMINENTI del Papa Clemente XII, 28 de abril de 1738.

_ PROVIDAS del Papa Benedicto XIV, 18 de mayo de 1751.

_ ECCLESIAM del Papa Pío VII, 13 de septiembre de 1821.

_QUO GRAVIORA del Papa León XII, 13 de marzo de 1825.

_APOSTOLICAE SEDIS del Papa Pío IX, 12 de octubre de 1869..

_Declaración Sagrada Congregación para la Fe 17 de febrero de 1981. Pontificado del Papa Juan Pablo II.

_Declaración Sagrada Congregación para la Fe 23 noviembre de 1983. Pontificado del Papa Juan Pablo II.

_Entre otros.

En todos estos 200 documentos se hace un estudio serio de la Masonería, de los fines que persigue, de los medios que emplea, de sus objetivos, y de la postura de cualquier católico ante este movimiento.
El Papa Clemente XII, 21 años después de la aparición de la Gran Logia de Inglaterra indica cuidadosamente las razones por las que las asociaciones masónicas deben ser condenadas desde el punto de vista de la moral, la política y la sociología cristianas y católicas, a saber sobre:


1. El carácter peculiar aconfesional (anticristiano y anticatólico) y naturalístico de la secta, per medio del cual teórica y prácticamente mina la fe cristiana en sus adeptos (los de la Masonería) y por medio de ellos, en el resto de la sociedad, produciendo la indiferencia religiosa y el desprecio de la ortodoxia.

2. El inescrutable secreto y el disfraz insidioso e inmutable de la asociación masónica y de su obra, por medio de la cual los hombres de su calaña irrumpen como ladrones en casa y como raposas tratan de arrancar de raíz el viñedo, pervirtiendo los corazones de los hombres sencillos y arruinando su felicidad espiritual y material.

3. Los Juramentos de fidelidad a la Masonería y a la obra masónica, que no pueden ser justificados en su finalidad, en su objeto, ni en su forma, ni pueden por tanto inducir obligación alguna moral. Dichos juramentos son condenables porque la finalidad y el objeto de la Masonería son malos y condenables, y el candidato, en la mayoría de los casos, ignora la importancia y extensión de las obligaciones que asume, y el dicho juramento resulta un abuso, por lo inmoral, absolutamente reprensible.

Además, los únicos objetos esenciales del secreto de la secta acerca de los cuales versan los juramentos, no son otra cosa que las conspiraciones políticas o antirreligiosas que consta han sido fraguadas en el seno de las logias especialmente en los países latinos. Tales secretos, hacen el juramento todavía más inmoral y por lo mismo nulo e irrito; de donde se sigue que los juramentos masónicos son no solamente sacrílegos, sino abusivos y contrarios al orden público, que necesita del juramento solemne y de la obligación sagrada que impone, como medios para sostener la veracidad, por lo que es inmoral y antisocial el envilecerlos y caricaturizarlos.









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